El dolor miofascial en la
Endometriosis:
Cómo detectarlo y tratarlo
Como
se sabe, la endometriosis se caracteriza por la presencia de
tejido endometrial fuera de la cavidad uterina, más frecuentemente en el fondo
de saco de Douglas, ovarios, vísceras pélvicas y peritoneo, pero también la
podemos encontrar en cualquier otra parte del
organismo.
Es una enfermedad no maligna aunque se
disemine.
Su incidencia es de 1-2 %, aunque en la población infértil es de 15-25
%. Se encuentra presente entre un 28 y 74 % de las laparoscopias por dolor
pélvico crónico. Algunas mujeres con endometriosis no padecen sintomatología
alguna y hay autores que no han encontrado correlación entre la sintomatología y
la severidad de la enfermedad.
El dolor pélvico en la endometriosis puede
ocurrir en cualquier momento del ciclo, aunque la dismenorrea es el síntoma
principal. Las pacientes lo describen como presión o dolor punzante en el
hipogastrio, región lumbar o recto. Si hay afectación de las vías urinarias,
puede haber dolor vesical así como quemazón al miccionar y aumento de la
frecuencia urinaria. La realización de una laparoscopia es imprescindible para
su diagnóstico, aunque solo se llega a él en un 60% de los casos.
Al principio de la enfermedad, el dolor
suele aparecer durante las reglas o solo en situaciones específicas, por
ejemplo, después de tener relaciones sexuales o al miccionar o defecar.
Casi siempre, la endometriosis en un
principio provoca un dolor más bien leve, luego
uno más intenso y algunas veces
uno insoportable (dolor pélvico
crónico, cíclico o permanente).
Puesto que los síntomas pueden variar
dependiendo del grado de afectación, según su incidencia en los distintos
órganos, y también de las posibles complicaciones, como por ejemplo las
adherencias y cicatrices que pueden provocar dolores independientes del ciclo,
el cuadro clínico y el tratamiento son muy complejos. Además, no existe
correlación entre el grado de gravedad de la enfermedad y la intensidad de los
dolores u otros síntomas.
Muchas mujeres afectadas no sólo
presentan dolor en la localización de los focos activos de endometriosis, sino
también síntomas no específicos que pueden alterar significativamente su calidad
de vida. Estos síntomas consisten, por ejemplo, en una sensación de malestar
general, dolor abdominal difuso, una sensación de pesadez abdominal, falta de
vitalidad, fatiga crónica y fluctuaciones del estado de ánimo. Todos ellos
acrecentaran la percepción del dolor y el sentimiento de impotencia ante la
enfermedad.
La endometriosis esta últimamente siendo
relacionada con el síndrome de dolor
miofascial, siempre como una patología secundaria que aumenta las
posibilidades de tener dolor crónico, así lo entiende Farrel en su estudio
“Gynecological Pain, Endometriosis, Visceral Disease, and the Viscero-Somatic
Connection “, donde concluye que la presencia de disfunción miofascial es común
en la mujer que presenta dolor pélvico crónico de etiologías diversas. Así como,
que la disfunción miofascial es frecuente en presencia de endometriosis y
enfermedad visceral. También encuentra una interesante relación entre el número
de laparoscopias realizadas y la cantidad de áreas de disfunción miofascial
encontradas. Esto puede reflejar la gravedad de la enfermedad visceral tratada
con laparoscopia, pero también plantea la posibilidad de que la laparoscopia
puede exacerbar de alguna forma la aparición de dolor crónico.
Ahora
describiremos de forma sencilla y comprensible el síndrome de dolor miofascial.
Sería una enfermedad muy frecuente que
puede afectar a todos los músculo del cuerpo, descrita por los Drs. Janet
Travell y
David Simons, en esta patología se da un importante porcentaje de diagnósticos
equivocados y una alta proporción de fracasos por intervenciones medicas
inadecuadas. La etiología o causa incluye problemas urológicos, ginecológicos,
gastrointestinales, proctológicos, neurológicos y músculo esqueléticos. Aquí
lógicamente, nos importan
fundamentalmente los problemas ginecológicos y en especial la endometriosis. El
mecanismo de la lesión muscular puede ocurrir cuando los tejidos blandos se
exponen a episodios persistentes de sobrecarga muscular o a
irritaciones adyacentes.
Sobre el
diagnostico decir que no existen datos de laboratorio ni radiológicos
objetivables que puedan correlacionarse con los hallazgos
clínicos.
Las fuentes de
información más importantes para conocer las causas del dolor de la
endometriosis son la historia clínica, la exploración física y los estudios
neurofisiológicos.
La historia
clínica debe indagar sobre los antecedentes; cómo apareció el dolor, su
localización y características, factores que lo desencadenan o agravan, etc. y
una meticulosa exploración física, que estudie las posturas y movimientos que
desencadenan el dolor; la sensibilidad, reflejos y fuerza, la existencia de
signos de compresión de raíces nerviosas, etc. y sobre todo, en la exploración
de los músculos para la localización manual de los puntos gatillo y las bandas
tensas.
El músculo
implicado presenta las siguientes características:
1.
Dolor generado y mantenido por uno o más
puntos gatillo.
2.
El patrón del dolor es específico y
propio de cada músculo.
3.
Existe una respuesta espasmódica a la
presión firme de un punto gatillo que reproduce el dolor.
4.
La palpación moderada pero sostenida,
suele acentuar y reproducir el dolor.
5.
Existe debilidad del músculo, pero no
atrofia.
6.
El rango de alargamiento se encuentra
restringido y con frecuencia el músculo no llega a extenderse del todo. El músculo se encuentra
acortado.
7.
Banda tensa
palpable, generalmente no puede ser vista al
examen ocular. Representa un espasmo segmentario de una pequeña porción del
músculo y se encuentra si se realiza una adecuada exploración del músculo
afectado.
8.
Suelen coexistir alteraciones
autonómicas: cambios color piel, alteración temperatura, edema local,
etc.
El
diagnostico, por tanto, lo realizaremos
en base a la historia, examen físico y
las pruebas neurofisiológicas. El tratamiento requiere medidas médicas,
psicológicas y de terapia física, incluyendo infiltraciones locales con
lidocaína de los puntos gatillo, infiltraciones de las cicatrices dolorosas y no
dolorosas, aguja seca, inyecciones de toxina botulínica y variadas técnicas en
fisioterapia y psicología.
Fuente: Dr. Fernando Itza. Experto en
tratamiento del dolor
ADAEM asociacion de afectadas de endometriosis de Madrid
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